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Las enfermedades reumatológicas inflamatorias crónicas, como la Artritis Reumatoide, la Espondilitis Anquilosante o la Artritis Psoriásica, se asocian a un mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares como el desarrollo de complicaciones coronarias del tipo de angina o el infarto agudo de miocardio. Afortunadamente, el diagnóstico precoz de estas enfermedades y el uso de nuevos fármacos ha permitido reducir de forma notable estas complicaciones.
Lo primero llevar una vida sana y cardiosaludable. Realizar ejercicio físico, evitar el sobrepeso y controlar los factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión, la elevación de los niveles de colesterol y triglicéridos y evitar el desarrollo de diabetes. Es muy importante no fumar, no sólo porque es un factor de riesgo cardiovascular sino porque también puede favorecer que la enfermedad reumatológica sea más severa, sobre todo en pacientes con Artritis Reumatoide.
Los médicos de familia evalúan el riesgo por medio de tablas de riesgo cardiovascular específicas para ello y según el resultado indican medidas preventivas. En algunos casos el reumatólogo hace pruebas no invasivas, como la realización de ecografía de carótida, para definir mejor el riesgo real de estos pacientes, sobre todo en aquellos pacientes en los que el riesgo parece moderado cuando se aplican las tablas.
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